viernes, 6 de abril de 2012

Evangelio Según los Persas

En estos días de reflexión, Michi Michi les trae un regalito con temática biblica cortesía de nuestra nueva reportera MichiMichiGirl. Con ustedes, el Evangelio según los Persas:


Capítulo 1:

1. En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se preparaban para la Pascua; iban rumbo a una posada para hospedarse allí durante las fiestas, cuando el maestro llamó aparte a Judas llamado Iscariote para dirigirle la palabra. 2. Imaginando que se trataría de un encargo para la celebración, ya que era él quien llevaba la bolsa, Judas se apartó de los demás y siguió al lado del maestro. 3. “Dime cuanto necesites para la fiesta, rabí e iré a conseguirlo”, le dijo. Pero Jesús negó suavemente con la cabeza y sonrió. “Lo que necesito de ti, Judas, nada tiene que ver con la bolsa, sino con la llegada del reino”. 4. “No soy yo la persona más cercana al maestro de entre los nuestros”, replicó Judas. “¿Cómo así es que ha reparado en mí para una misión que me es dicha en secreto?” “Eres tú el único en quién confío”, respondió Jesús. 5. Alarmado por la importancia que parecía tener el pedido, Judas insistió sin embargo. “¿No es maría la de Magdala a quién el rabí comenta sus más profundas inquietudes? ¿No es Juan, el hijo de Zebedeo, el discípulo a quién más ama el maestro?” 6. Entristecido Jesús lo miró a los ojos y dijo. “¿A qué se debe que rehuyas mi pregunta y no quieras aceptar mi encargo? María es de gran voluntad, pero ante todo, es mujer, y nadie fuera de nosotros toma en serio la palabra de las mujeres. 7. El joven Juan, que apenas se acostumbra a dejar de ser un crío, no tiene el coraje suficiente; su amor no le permitiría hacer lo que necesito que sea hecho. 8. “Dices que regio tu encargo señor, siendo que ni siquiera lo has nombrado, pero es que jamás sentí como ahora una nube negra sobre mi pecho. Terrible ha de ser por cierto lo que has de decirme, para que tanto miedo tenga de escucharlo. Sólo déjame insistir por última vez, de los once que quedamos ¿porqué a mí? 9. Porque eres valiente, Judas, un guerrero. Los otros son hombres mansos; buenos pero débiles de espíritu. Sólo en ti por ahora puedo confiar. 10. “¿Y que debo hacer, rabí? ¿Acaso quiere que inicie una revuelta?, ¿Debo ir en busca de mis antiguos compañeros zelotes?” 11. Pero los demás discípulos habíanse alejado demasiado, por lo que Jesús pidió a Judas postergar su respuesta. “Esta noche, cuando duerman, me encontrarás fuera de la posada, Judas, y entonces te diré cuanto harás.”

Capítulo 2:

1. Y tal como le fue encomendado, Judas llamado Iscariote esperó a que los discípulos durmieran y salió de la posada en busca del maestro, y encontrólo cabizbajo y recogido sobre sí mismo, como si una gran pena pesara sobre su espíritu. 2. “Acércate, Judas”, lo llamó despacio y le hizo un lugar para que reposase a su lado. Hizo así Judas y esperó a que su maestro hablara, pero se hizo un largo silencio. 3. “Rabí”, mencionó Judas, “¿Porqué sufres tanto?, ¿Qué puedo hacer por ti?. Entonces Jesús apoyó la cabeza en su pecho y lloró, tan grande era su tristeza. 4. Entonces Jesús habló: “Este es el Hijo del Hombre, tan humano como cualquiera; que llora y se ríe, que siente dolor, ira y miedo. Que sangra cuando se hiere, que come y bebe”, Judas solo asentía con la cabeza, mientras confortaba al maestro. 5.”Este es el Hijo del hombre, que nació de mujer, de carne y huesos; que vivió entre los hombres como uno de ellos hasta que llegara su momento.” 6. “¿El momento de qué, mi señor?. Jesús levantó entonces la mirada y habló con los ojos fijos en los del discípulo: “El momento de abandonar este cuerpo humano que me recubre y me limita, el momento de regresar a mi padre. Ayúdame, Judas. 7. “¿Ayudarte, maestro?” “A cumplir cuanto dicen los profetas”, respondió Jesús. El Hijo del Hombre sufrirá en su carne el martirio y por su sufrimiento y su muerte todos serán salvos”. 8. Judas incorporóse bruscamente y negó con la cabeza. “Jamás ayudaré a que tal cosa suceda. Jamás por mi mano causaré daño al maestro” 9. “No por tu mano, Judas, sino por tus labios. Debes conducir a los escribas a dónde puedan prenderme sin que la multitud les vea. Todo lo demás vendrá por sí solo. 10. Pero Judas no respondió, tan solo se alejó de allí llorando mientras negaba con la cabeza.

Capítulo 3:


1. Y fue que Judas, llamado Iscariote pasó el día entero, víspera de Pascua, apesadumbrado en su corazón por las palabras del maestro, e intranquilo no podía conciliar el sueño al caer la noche. 2. Y he aquí que salió de la posada y fue a acomodarse en el lugar en que la noche anterior había
estado con Jesús. 3. De pronto se vió invadido por una luz enceguecedora y luego una voz que hablaba desde todas partes le dijo: “Este es mi único Hijo, el bienamado, al cual entregué” 4. y mientras esas palabras resonaban veía imágenes que lo llenaban de espanto, del maestro torturado por los romanos y al final crucificado, entonces Judas se desmayó. 5. Despertase sudoroso y temblando al cabo de un rato y pensó: “Dios ha entregado a su propio Hijo, El quiere que lo que está escrito suceda”. 6. Entonces miró a su costado y allí estaba Jesús, quien se apresuró a enjugar el sudor de su frente con un paño. 7. “Ayúdame, Judas”, murmuró, mientras mojaba en agua fresca el paño y lo pasaba por su cuello y sus hombros. 8. “Ayúdame, Judas” murmuró por segunda vez, ahora refrescando sus manos y brazos. 9. “Ayúdame, Judas”, dijo finalmente por tercera vez, y dicho esto lloró amargamente. 10. Judas lo tomó en sus brazos y abrazólo largamente, llorando a su vez. Entonces, Judas miró al maestro y tomó su rostro entre las manos y lo besó suavemente en los labios. 11. “La próxima vez que os diere un beso igual, rabí, será la señal de que está cumplida mi promesa”.






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